<< Son 14 años, conoces al
típico chico malo con el que nunca tendrás contacto ninguno, piensas, pero no
sabes lo equivocada que estás hasta pasados varios meses. Todo empieza con unas
miradas y sonrisas tontas, un juego de adolescentes, una distracción. Nada de
otro mundo. De repente se pasa esa
tontería a diversas conversaciones a través de las redes sociales; por ejemplo
el Messenger. Muchas conversaciones surgen en las vacaciones de Semana Santa, y
rematan en una pregunta: ¿Quieres salir conmigo?
Respondes
con un gran sí, debido a que días antes sufriste porque el chico del que te habías enamorado está saliendo ahora
con la chica a la que considerabas tu
amiga. No sabes todo lo que ese “Sí” va a suponer. Pero no te paras a pensar;
la euforia y el dolor que sientes te nublan la cordura. Actúas sin pensar.
Pasa un
mes, y no encontráis el momento de abrazaros, de tocaros. Y 30 días después, no
tarda en llegar. Al principio, sólo es un beso en una playa. Después, una
declaración silenciosa. Y unos tres meses después, un acto forzado sin
sentimiento.
Entonces
te preguntas si eres feliz, y ahí es cuando dejas de serlo.
Y, por suerte, vas recuperando tu habitual cordura y te das
cuenta de que ya no es amor. Te das cuenta de que nunca fue amor. Y es verano,
y vas a las fiestas, y conoces a un chico, y te sientes amada, y caes en sus
redes. Al día siguiente, creyendo que tienes algo con ese chico, dejas al chico
con el que estabas (no se le puede llamar novio).
Pero resulta que el chico de las fiestas no quería nada más
contigo que lo que había pasado la noche anterior. Y te derrumbas. Y de nuevo,
el dolor nubla la cordura. Y actúas sin pensar. Llamas al otro chico, le
cuentas una mentira creíble, y vuelve contigo.
Y tú, estúpida insensata, vuelves a hacer algo que no
quieres, a sentir algo que no sientes, a decir algo que no quieres, a ser
alguien que no eres. Pero, al fin, después de cuatro infernales y eternos
meses, cortas de raíz el problema. Y respiras tranquila, ¡por fin!
Y ahora preguntas: ¿Lo he perdido? ¿Se puede recuperar?
Pues sí lo has perdido, y sí lo puedes recuperar. Pero,
¿quieres recuperarlo?
Yo diría que no. >>
Esto me pasó, ¿sabéis? Y ahora ya sé que no quiero
recuperarlo, pero que no significa que sea imposible de recuperar.
Un fuerte abrazo de una chica muy
peculiar J